En las principales ciudades del país, el tiempo promedio de viaje es de una a dos horas, y en cuanto a accidentes de tránsito, Perú, a pesar del bajo parque automotor, tiene la mayor tasa de mortalidad en la región: 16 por cada 1000 habitantes, frente a 12.3 de Chile, 15.6 de Colombia y 12.6 de Argentina. Los accidentes se concentran en Lima, Arequipa, La Libertad, Cusco, Lambayeque y Piura, especialmente en las zonas urbanas y no por la mayor cantidad de unidades, sino por la pésima administración del tránsito.
En Lima y Callao, el 85% de viajes motorizados se realizan en transporte público (combi, microbús, autobús o automóvil colectivo). En estas localidades, la contaminación ambiental es provocada en más del 50% por las emisiones de los vehículos de combustión (principalmente ómnibus a diésel con antigüedad de 14 o más años, a lo que se agrega la mala calidad del combustible).
Por otro lado, en el 2019, el Informe de Competitividad Global clasificó a Perú en el puesto 97 entre 114 países en términos de infraestructura de transporte. Teniendo una de las distribuciones de infraestructura más desiguales de la región, lo que representa una barrera de desarrollo para la mayoría de las ciudades, ya que los costos de transporte para llegar a los mercados internacionales son un 50% más altos que en Lima.
El sistema de transporte actual está basado en combis, taxis, vehículos informales y una oferta limitada de buses. En el caso de Lima, existen pocos corredores de transporte, como el Metropolitano (Castañeda) y sus ramales, y la línea 1 del Metro (García). Tenemos que incrementar urgentemente la capacidad de transportar personas de forma masiva, con base en un estudio de la demanda.
Además, deberíamos invertir pensando en el medio ambiente, en circunstancias en que Lima es considerada una de las ciudades de mayor polución del mundo, en parte debido a la calidad de combustible que utilizamos, en particular el que proviene de la refinería La Pampilla, ubicada en Lima (el mayor consumidor).
Debemos buscar que la Refinería de Talara produzca lo máximo posible para disminuir la polución; es lo mínimo que debemos obtener luego de una enorme inversión de más de 4 mil millones de dólares efectuada desde el gobierno de Humala, y que, a la vez, La Pampilla mejore sus instalaciones para que pueda competir con una calidad aproximada a la de Talara. Recordemos que Repsol adquirió el 60% de la refinería La Pampilla el año 1996, por solo 180.5 millones de dólares.
Además, el Estado nacional y local debe seguir fomentando la transformación de vehículos para que reemplacen el consumo de petróleo y gasolina por el gas natural del que el Perú dispone, con lo cual disminuirá significativamente los egresos de divisas, que hoy se usan para importar petróleo (equivalente al 80% del consumo nacional); parte de ellas debería utilizarse para que el acceso al transporte masivo esté al alcance de todos.
Actualmente, el Metropolitano, que es uno de los principales medios de transporte masivo de Lima, utiliza gas natural para funcionar, y parte de los buses del sistema integrado de transporte también utilizan motores de gas natural junto con motores eléctricos que les permiten reducir el consumo de combustible manteniendo una gran autonomía. Pensando en mediano plazo, hay que continuar invirtiendo en el transporte de gran capacidad. La línea 1 del Metro, que funciona a Electricidad, y que transporta a aproximadamente 600 mil personas a diario, conectando Villa El Salvador y San Juan de Lurigancho en solo 45 minutos, sienta las bases de lo que será el transporte masivo y limpio en Lima en los próximos años.
La línea 2 del Metro de Lima, unirá Ate con el Callao en 45 minutos, conectando 13 distritos. En proyecto se encuentran las líneas 3 (Comas – San Juan de Miraflores), 4 (de Gambetta a Javier Prado) y 5 (Surco, Chorrillos y Villa El Salvador) que deberían estar listas, por lo menos dos de ellas, en los próximos 8 años, más aún cuando dentro de pocos días, Lima tendrá un empresario de alcalde.
Debido a estas obras, Lima estará en condiciones de avanzar en las soluciones de sus principales problemas del transporte y de contaminación al 2030, para que los habitantes recuperen el tiempo que pierden en el actual tránsito caótico y dejen de exponerse a los accidentes y a los altos niveles de polución, esto a su vez contribuirá con la mejora de su calidad de vida y de su productividad.