Por: José Linares Gallo
Este domingo el presidente Humala sorprendió a todos con un Mensaje a la Nación inédito (o por lo menos poco frecuente). No se trataba de una temática de urgida necesidad, sino de un anuncio que daba luces acerca del nuevo año escolar. Su intención era comunicar las nuevas políticas educativas que el sector pondrá en marcha a partir de este año, tales como la ampliación de la jornada escolar y de otras medidas que, como Beca 18, han sido reconocidas por Tirios y Troyanos.
No fue entonces la delicada situación externa frente al supuesto espionaje chileno lo que motivó el mensaje a la Nación. Tampoco la necesidad de llamar a profundas reformas constitucionales que reviertan la creciente ruindad política o la expedición de un Decreto de Urgencia que busque, por ejemplo, medidas inmediatas para equipar a nuestra policía nacional contra la ola delincuencia. Humala hablaba sobre educación y dejaba con los “crespos hechos” a muchos comunicadores y “opinólogos” que viven y sobreviven a merced de los sobresaltos que sufre nuestro país.
Quienes creen que los mensajes a la Nación solo deberían darse con ocasión de un evento dramático desnudan su afán mórbido por la noticia. Y dado que se admite como verdad casi científica que “una buena noticia nunca es noticia”, entonces se concluiría por igual que un Mensaje a la Nación solo debe hacerse con ocasión de algo sumamente grave. Como sugieren algunos suspicaces, este mensaje puede haber sido una forma de anotarse puntos ante la opinión pública. Y si acaso hubiese sido así, no me queda claro el porqué sería reprochable ¿No es legítimo que todo mandatario haga saber sus obras y legados ante la opinión pública? De hecho, es preferible que sea por esta vía– que nos sale a costo cero en publicidad estatal– a que sea hecho como una ola publicitaria que, seguramente, si aplaudirían los medios de comunicación masivos.
Este Mensaje a la Nación debería pasar a formar parte de nuestra tradición política. Se trata de un valioso mecanismo de “Rendición de Cuentas Anual” sobre un tema del cual los peruanos, valgan verdades, no nos ocupamos de manera diligente.