Existen, en Puno, provincia de Carabaya, distrito de Corani, comunidades campesinas quechuas que viven en armonía con la minera Bear Creek Mining (Canadá), la cual ha enmarcado su responsabilidad social en salud, educación y oportunidades económicas para las comunidades.
El proyecto Corani es uno de los depósitos de plata más grandes del mundo en proceso de desarrollo, y se ubica entre 4,800 y 5,200 metros sobre el nivel del mar, abarcando 13 concesiones mineras, en un área de 5,500 hectáreas. Es un proyecto a tajo abierto, que comprende una inversión estimada en US$ 800 millones de dólares, y que producirá anualmente 9.6 millones de onzas de plata, durante 15 años, lo que pondrá al Perú como el primer productor de plata en el mundo.
Fue el primer proyecto minero en el Perú, para explotación, sometido al nuevo proceso de consulta previa, llevado íntegramente por el Estado Peruano, recibiendo el 100% de apoyo comunitario.
A partir de un estudio (2012), realizado por la minera y las comunidades de Quelcaya y Chacaconiza, usando métricas de Naciones Unidas, se confirmaron los altos niveles de pobreza extrema, analfabetismo, desnutrición, mortalidad infantil, y acceso limitado a servicios básicos como agua, alcantarillado y electricidad en la zona.
Los programas de Responsabilidad Empresarial de Corani se vienen desarrollando desde hace 10 años, abarcando un centro de atención médica, un centro de investigación de alpacas, apoyo al emprendimiento local, fuentes fiables de electricidad y acceso a internet por fibra óptica, modernización de la carretera, entre otros; que aportan beneficios económicos sostenibles para las comunidades, y no dependen del ciclo de vida de la mina, respetando las tradiciones, costumbres y relaciones ancestrales de la población.
Cabe mencionar que, actualmente, en el Centro de Innovación Tecnológica de Corani (CTIC), establecido por la minera, se está desarrollando, con jóvenes y adultos quechuahablantes de la zona, un proceso en el que la fibra de ichu, que es un pasto que crece en los Andes, se mezcla con una resina especial para crear paneles de construcción altamente aislantes, que contribuyen a soportar las heladas en la zona altoandina. Recientemente se construyó una cúpula que es completamente autosostenible, capaz de generar su propia energía y agua y procesar desechos orgánicos; además es resistente al viento y a la lluvia. Esta innovación debería llevarse a las zonas que se ven afectadas por las bajas temperaturas en todo el país.
Asimismo, en el CTIC, los pobladores de las comunidades de Corani vienen aprendiendo electrónica gracias a la relación gramatical entre el quechua y el inglés, con neologismos tecnológicos en inglés que se implementan de forma práctica. Esto también lo percibimos durante nuestra primera experiencia en 1996 en Ayacucho, con niños y docentes quechuahablantes de la Gran Unidad Escolar Mariscal Cáceres, donde logramos que los estudiantes ingresaran a la robótica con su quechua enriquecido tecnológicamente, a la par que migraban al inglés con facilidad.
Por otro lado, se ha mejorado la crianza de alpacas, y la minera conectó a los productores locales de fibra de alpaca con los compradores mundiales, lo que resultó en un aumento de 10 veces el precio por kg. Se compraron modernas máquinas de tejer y se capacitó a los artesanos en su uso, lo que aumentó la calidad de los productos y permitió que las mujeres destacaran como artesanas. Ahora comercializan su fibra de alpaca, considerada de las mejores del mundo, en productos terminados a través de la cooperativa Quechua Alpaca, con lo cual el ingreso familiar promedio ha pasado de 200 soles ($50) mensuales a más de 2,500 soles ($750) mensuales.
Incluso, han logrado que a la fibra de alpaca se incorporen nanopartículas de plata, que tienen altas propiedades antibacteriales por su nivel de conductividad, y también crearon prendas “inteligentes” que permiten monitorear la salud.
El Ande necesita vivir en armonía y con desarrollo en su lengua nativa, para lo cual se deben brindar servicios en quechua y español. La exportación de minerales es sin duda importante para las comunidades campesinas y para el Perú, pero en la medida en que se genere desarrollo en la zona andina, a cargo del Estado nacional, regional y local, con apoyo de las empresas mineras. De esta manera se terminaría con la pobreza en el Ande.
Por ECO. José Linares Gallo