Comentarios con ocasión del pedido de facultades legislativas
Por Eco. José Linares Gallo
Sensatez y serenidad es lo “mínimo-mínimo” que demandaría cualquier persona común y corriente de su líder ocasional. “Sensatez” para saber que pedir y cuando; y “serenidad” para “resistir a pie firme” las provocaciones que —deliberadamente o no, siempre menudean en el terreno político y representativo en general.
Lamentablemente estas dos virtudes “brillaron por su ausencia” —y por igual, tanto en la oposición parlamentaria como en la bancada oficialista con ocasión de la asistencia del Primer Ministro Pedro Cateriano al Congreso para presentar su pedido de facultades legislativas.
SENSATEZ fue justamente lo que faltó a la oposición para saber cuándo convertir en “cuestión de Estado” un tema específico (en este caso el desafuero del congresista Yovera) y SENSATEZ le faltó a la presidenta del Congreso al disolver precipitadamente una sesión congresal previa “quemando todas sus naves y puentes” “de buenas a primeras”.
La falta de sensatez de la oposición y de la presidenta del Congreso terminaron con un desenlace poco decoroso para un Primer Ministro que con razón salió indignado del Congreso y que aun “sin tener vela en el entierro” terminó “pagando los platos rotos” de la política menuda.
El asunto entonces, con la “buena voluntad” informativa de los medios, devino en múltiples conferencias de prensa y mutuas acusaciones televisadas en una suerte de TALK SHOW político que Laura Bozo envidiaría pero que duró felizmente pocas horas gracias a que Pedro Cateriano con buen tacto le puso “paños fríos” a la situación, expresando, en Conferencia de Prensa, que el Poder Ejecutivo recurriría a los “decretos de urgencia”.
Bien por Pedro Cateriano que tuvo buenos “reflejos políticos” —los cuales de seguro serán aquilatados por la opinión pública; y mal para un Congreso que parece decidido a “dispararse en los pies” —nuevamente, frente a esta misma opinión pública.
Pero si bien es cierto que en el tema económico la opción de los “decretos de urgencia” resuelve en buena medida los requerimientos del país, mediante esta vía no se puede normar, en cambio, el “paquete de medidas” que urge realizar en el tema de seguridad ciudadana. Pero ya el Primer Ministro —felizmente, ha anunciado que convocarán a Legislatura Extraordinaria.
El desaguisado sin embargo ya se cometió y lo “mínimo-mínimo” que esperamos “los ciudadanos de a pie”, si acaso se convocara a legislatura extraordinaria, es que nuestros “padres de la Patria” no cobren otro sueldo por este concepto. ¡Están avisados! Y ¡Estamos avisados!
Pero, no nos confundamos. Este último entrampamiento del Congreso no tiene que ver con la falta de sensatez del Parlamento en particular. No tiene que ver con los “come pollo” o los “roba cable” o los “raspa y gana”, o los “mata perro” sino que obedece a un “sino” al que parecen estar signados con mucha mayor probabilidad los parlamentos unicamerales.
Por lo demás el significado, el concepto del actuar y del quehacer político y principalmente las funciones parlamentarias, han sido trastocadas completamente. Dialogar, deliberar, concertar y conciliar los diferentes puntos de vistas e intereses está “fuera del radar” de nuestro Parlamento actual. Se olvida así que el primer resultado que los ciudadanos esperamos del ejercicio de la política moderna es el CONSENSO. Pero sobre este tema reflexionaremos en profundidad al tratar en un nuevo artículo sobre agilizar la inversión pública y privada aparentemente en un solo cuerpo normativo.