El Perú es considerado un país de ingreso medio alto según el Banco Mundial y la OCDE, algo que parece contradictorio, si consideramos que tenemos más del 30% de pobreza, más del 75% de informalidad laboral y más del 40% de anemia infantil. Según el Banco Mundial, un país es de ingreso medio cuando su Ingreso Nacional Bruto per cápita se ubica entre US$ 4,000 y US$ 12,000, anuales.
Desde julio de 2008, Perú se encuentra entre los países de renta media alta, cuando tuvo un Ingreso Nacional Bruto per cápita anual de US$ 4,448, equivalente a 16,800 soles. Actualmente Perú tiene un ingreso nacional bruto per cápita de US$ 6,770, equivalente a 25,600 soles, lo que hace un ingreso promedio mensual de 2130 soles (OCDE).
Cuando, a pesar de alcanzar un nivel de ingreso medio, los países no logran dar el salto a ingresos altos debido a tasas de crecimiento insostenibles y falta de mejoras en la productividad, caen en la “trampa de los ingresos medios”.
El Banco Mundial señala que el declive del crecimiento en sociedades de ingreso medio, como Perú, se debe a la falta de consolidación del Estado de derecho, las instituciones y el sistema de justicia.
También menciona la necesidad de una reforma educativa para fomentar la innovación tecnodigital, la ausencia de un sistema de salud eficiente y los retrasos en inversiones en infraestructuras.
Además, apunta que de los 101 países que lograron su condición de sociedades de ingreso medio en los años sesenta del siglo pasado, sólo 13 alcanzaron el desarrollo; el resto cayó en la trampa del ingreso medio, entre ellos la mayoría de los países latinoamericanos.
Los que lograron salir de la trampa crecieron de manera sostenida a tasas mayores del 4%.
Singapur y Corea del Sur superaron la trampa del ingreso medio, lo que les tomó entre 10 y 15 años, resolviendo problemas institucionales y de infraestructuras, invirtieron en salud y educación para crear capital humano capaz de innovar y engancharse en las tendencias de la IV Revolución Industrial.
Desde el 2014, en el Perú hemos experimentado una reducción en las tasas de crecimiento que ha llevado a un aumento de la pobreza en nuestra sociedad. Sin embargo, entre el 2000 y el 2016, el ingreso per cápita creció en un impresionante 86%. Lamentablemente la década siguiente vio un crecimiento promedio anual mucho más modesto: 3.27%, llegando al 2.7% en el 2022.
En el 2023, se prevé un 0% e incluso una tasa negativa de crecimiento debido a la baja productividad y problemas internacionales; es decir ahora estamos estancados, en recesión, en un contexto de desaceleración de la economía mundial y problemas geopolíticos (des globalización).
Esta compleja situación demanda reformas y consolidación del liderazgo político institucional, además de cambios en patrones de consumo, impulsando productos andinos de calidad reconocida internacionalmente (quinua, maca, y distintos tubérculos y cereales).
Resulta urgente desarrollar estructuralmente los servicios de educación y salud, generando empleo y reduciendo la informalidad.
El crecimiento económico sostenido en el largo plazo es fundamental para el desarrollo del país, más allá de la necesidad de superar la recesión económica. Se debe avanzar a desarrollar reformas de segunda generación y recuperar el equilibrio de poderes, dejar de manejar la economía con el piloto automático.
La pobreza antes de la pandemia estaba en 21% de la población, y se estima que esté en más del 30% en el 2023. El gran desafío será reducirla, lo que implica la elevación de salarios de las clases emergentes (75% de informalidad), y ello conlleva a la elevación de costos, y a la pérdida de niveles de competitividad, por la escasa mano de obra tecnificada.
Superar la trampa del ingreso medio exigirá diversificar la economía más allá de su dependencia en los recursos naturales y aumentar los niveles de productividad en varios sectores. El aumento del precio internacional del petróleo, superando los 100 dólares, impacta en la economía. Una gestión eficiente de Petroperú podría ser clave, considerando la posibilidad de una empresa público-privada con gerencia privada, que permita producir petróleo a 20 dólares el barril, reduciendo la importación, que llega al 80%.
Las reducidas ganancias en productividad están entrelazadas con el desafío de la cohesión social. Políticas públicas más sólidas para aumentar los trabajos formales y mejorar los servicios públicos (como la conectividad, y los servicios educativos y de capacitación). Diversificar la economía, mejorar la conectividad en el transporte y hacer frente a la informalidad, son, aspectos cruciales en la agenda para el crecimiento inclusivo del Perú.