Por Eco. José Linares Gallo
Mediante un extenso y emotivo artículo publicado el primero de agosto en el New York Times me enteré del fallecimiento del científico social Seymour Papert, amigo de la educación peruana y quien compartiera roles con Jean Piaget en su laboratorio de Epistemología Genética en Ginebra.
Fue el año 1999 en su oficina del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en Boston donde por fin tuvimos ocasión de conversar presencialmente. Años antes ya me había tocado compartir roles con él en torno al proyecto peruano INFOESCUELA así como intercambiar teleconferencias, misivas y documentación que atesoro no solo porque revelan su forma de ver el proceso educativo, sino también su auténtica admiración por el aludido proyecto
En efecto el inusitado respaldo del MIT y de Seymour Papert al proyecto INFOESCUELA iniciado en 1996 no tiene precedente alguno en el Perú. INFOESCUELA tuvo así la suerte de nacer a la escuela pública con un aval de académico de lo más reputado. Aun cuando solo 2 años antes habíamos ejecutado la primera experiencia con el Colegio Alejandro Destua de Magdalena, Lima, quien había aprobado este proyecto educativo experimental de mi iniciativa, al cual entonces me pareció bastante apropiado denominarlo “robótica educativa”. De hecho con ese nombre lo presenté a la licitación convocada por el MED (lic.05/96/ED) articulando capacidades y conocimientos de matemática comunicación y ciencia.
Aunque es cierto que el MED prefirió denominar este proyecto como INFOESCUELA, resaltando a mi juicio indebidamente el elemento computacional, su enfoque integrador de áreas curriculares, su énfasis en la autonomía del aprendizaje, su orientación a la solución de problemas, fueron, por igual, conservados. Utilizándose materiales Lego Dacta de ese entonces y software Logo traducido a 50 lenguas.
Fueron justamente estas características y su componente bilingüe intercultural que aportáramos con nuestras primera traducción al quechua del software Logo los que impresionaron la sensibilidad de Papert al punto que no pudo evitar que la emoción lo embargara en un pasaje de su tele-conferencia mientras observaba a pequeños niños quechua-hablantes operando y exponiendo sus prototipos tecnológicos con total naturalidad en el Colegio Mariscal Cáceres de Ayacucho.
Desde aquel momento quedó sellada la amistad de este singular científico y extraordinario ser humano con el proyecto peruano. Él no pudo visitarnos pero sus colegas del MIT lo hicieron en diversas ocasiones.
De hecho a su sucesor, el conocido Mitchel Resnick, le tocó visitar algunos colegios peruanos hace 3 años atrás, cuando el proyecto INFOESCUELA ya estaba expandido a toda la educación Primaria y en ocasión que la denominación robótica educativa nuevamente se encontraba vigente.
Papert fue un visionario. De él merecidamente se puede decir que fue un gigante entre gigantes. Seymour Papert compartió roles con el conocido Jean Piaget, Padre de la Epistemología Genética y luego cofundó con Marvin Minsky el Laboratorio de Inteligencia Artificial en el Instituto Tecnológico de Massachusetts.
Con doctorados sucesivos en matemáticas obtenidos en la universidad de Witwatersrand de Sudáfrica, su tierra natal, y en la Universidad de Cambridge en Inglaterra se le hizo fácil trabajar en el equipo de Piaget durante 4 años investigando los procesos cognitivos y afectivos mediante los cuales los niños se involucran y aprenden matemáticas.
Ya en el MIT retomó la arista más compleja de su carrera profesional y escribió junto con Marvin Minsky la seminal obra de “Inteligencia Artificial” intitulada PERCEPTRONS. Esta coautoría y sus originales trabajos compartidos con Marvin Minsky en el Laboratorio de Inteligencia Artificial en el MIT hizo que la comunidad académica mundial los reconociera a ambos como “Padres de la Inteligencia Artificial”.
Pero su trabajo con Piaget en Suiza ya había sembrado en él la semilla de educador. Fue entonces que se propuso, como el mismo lo revela en uno de sus libros, eludir los sofisticados algoritmos de programación de aquella época sustituyéndolas por rutas facilitadas e intuitivas. Así nació el primer lenguaje de programación para niños LOGO
No obstante su gigantesco logro, sentía Papert que su trabajo no había concluido. El mundo de la programación confinado a objetos virtuales en la pantalla del computador no terminaba de convencerlo. Sabía con suficiencia que sobretodo los niños de Primaria gustan y requieren material concreto para mejorar su relación mano cerebro (motricidad) y ejercitar su también importante inteligencia lógico matemática.
Volvió entonces a su versión original de la tortuga mecánica y tangible, superando esta vez la incomodidad del cableado y la aparatosidad del prototipo primigenio uniendo esta vez LOGO con LEGO. Enlazó así de manera definitiva y en escalas propias del aula escolar, al mundo virtual con el mundo concreto.
Pero hubo que realizar la tarea paralela de proporcionar un marco teórico que actuara como soporte. Fue así que él y sus colegas del MIT, sobre la base de la “Teoría Constructivista del Aprendizaje” de Piaget, idearon, derivaron y desarrollaron paralelamente el “Construccionismo” que en buen romance es un enfoque práctico de los postulados constructivistas.
El Construccionismo, así lo enfatiza Papert en otro de sus libros, fue creado consecuentemente para revertir el “Instruccionismo” imperante en la escuela tradicional. “Menos medios de enseñanza para que los docentes instruyan y muchos más medios para que los niños construyan”, se convirtió en la bandera de lucha. Hoy la frase expandida de “menos enseñanza y más aprendizaje” no es más que una versión simplificada con el mismo propósito.
Dado que Papert rechazaba el elitismo educativo y creía profundamente que cualquier niño, con los medios apropiados, disfrutaría la matemática en lugar de odiarla emprendió con LOGO y luego con LEGO-LOGO una CRUZADA contra la MATEMATOFOBIA.
Los nativos digitales (niños y jóvenes nacidos después de la invención de internet y la revolución digital consecuente) no tendrían esta distinción si el genio de Papert y otros científicos de su generación no hubieran invertido su tiempo y talento en estas herramientas tecnológicas. Con justicia podemos decir que Papert fue el PRIMER CIUDADANO DIGITAL del mundo. Gracias a su legado, los niños y jóvenes no tienen por qué conformarse con ser únicamente usuarios tecnológicos sino aspirar a ser desarrolladores de tecnología en permanente cambio. Seymour Papert, descansa en paz.