José Linares

Para alcanzar un alto nivel de desarrollo es necesario tener tecnología propia, tal como sucedió con China y otros países industrializados. Sin embargo, según el especialista en temas de educación y director de Instituto de Tecnología Von Braun, José Linares Gallo, en el Perú no hay un proyecto concreto que nos encamine por esta senda.

Hablemos primero sobre la innovación en el Perú, ¿en qué nivel se encuentra nuestro país ante la Región?

El Perú solamente invierte 0,15 % de su PBI en actividades de investigación y desarrollo, uno de los niveles más bajos de América Latina y del mundo. Y respecto al denominado Coeficiente de Invención (que no son más que el número de patentes anuales por cada millón de habitantes), el Perú tiene el equivalente a 0,10 patentes por cada millón de habitantes mientras que Brasil tiene 5,5 patentes y Ar­gentina 2,4.

En el Presupuesto General de la República del 2015 se ha incrementado de 89 millones a 122 millones de soles para invertir en la formación de capital humano, investigación científica y mejorar la competitividad empresarial.

Recientemente en el Acuerdo Nacional se ha priorizado la inversión en innovación y desarrollo tecnológico, indispensable para generar competitividad en el país.

¿De qué manera puede iniciarse una revolución tecnológica en el Perú?

Se debe crear una ‘masa crítica’ de investigadores en el Perú, a través de becas de PHD para estudios en el exterior para investigadores peruanos y un programa de repatriación de investigadores de alto nivel con adecuadas remuneraciones. Paralelamente, se debe crear un sistema de incentivos tributarios para las empresas privadas que realizan actividades de investigación y desarrollo en los campos prioritarios señalados previamente por el Estado.

El Estado debe crear fondos concursables donde empresas y universidades acudan conjuntamente mediante alianzas estratégicas.

Debemos tener en cuenta que nuestros niños y jóvenes son de la era digital y por ello requieren de materiales didácticos tecnológicos con los cuales recrear máquinas de distinto nivel de complejidad que les permita no ser únicamente usuarios tecnológicos sino generar en ellos capacidades para explorar e investigar.

En ese sentido, ¿considera que hay esfuerzos suficientes por parte del Gobierno para promover la innovación en el país?

No existen políticas públicas para promover la innovación en el país. La clase política nunca habla sobre ella como que si no tuvieran conciencia de ella o como si creyesen que la innovación es un resultado espontáneo del libre mercado. De hecho muchos economistas en el Perú creen que al igual que Canadá, Australia y Finlandia son exportadores de minerales, madera y otros recursos naturales, nosotros también podemos adop­tar este modelo.

Se olvidan que estos paí­ses hoy invierten las altas ren­tas que obtienen en recursos naturales en investigación y desarrollo ya que saben que no es un modelo sustentable. Aus­tralia destina el 2,2 % de su PBI, Canadá el 2,0 % de su PBI, y Finlandia el 3,5% de su PBI.

NOS FALTA. En investigación solo se invierte el 0,15 % del PBI.

¿Son importantes ese tipo de inversiones?

Resulta que estos países son conscientes que no pue­den vivir indefinidamente de sus recursos naturales y usan estas rentas temporales para invertir en el conocimiento, única garantía del crecimien­to en el largo plazo.

En América Latina, Brasil es el país que más invierte en investigación y desarrollo, el 1,0% del PBI, seguido de Chile, con 0,7 % de su PBI, luego vienen México y Argentina, que destinan el 0,5 % de sus res­pectivos PBI para actividades de investiga­ción y desarrollo.

Lo lamentable que entre el 2002 y el 2013 (gobiernos de Toledo, García y Humala), des­pués de varias décadas se lograron lo más altos ingresos por exportación de minerales, par­ticularmente por la gran de­manda de la China; sin em­bargo, en el país no se invirtió en investigación y desarrollo a diferencia de los países an­teriormente mencionados.

¿Cuál deberá ser el rol del Estado en este tipo de temas?

El rol del Estado debe ser similar al de los países que en su momento decidieron dar el gran salto; es decir, invertir substantivamente en educa­ción básica y universitaria de calidad. Corea del Sur y Taiwán tenían en 1960 cerca de la mitad del ingreso percápita del Perú; hoy día tienen 4 a 5 veces más que el Perú. El rol del Estado en dichos países fue el de conectar las necesidades empresariales con las capaci­dades crecientes de todas sus universidades.

¿Cuánto del FBI debería ser orientado para mejorar la innovación?

Tendríamos que vemos en el espejo de otros países. Es­tados Unidos invierte 2,7% del PBI, Japón destina 3,4% de su PBI, Alemania 2,6%, Francia 2,1% y Reino Unido 1,8%. A su vez países pequeños como Israel lo hacen en el orden del 4,6% del PBI, Suecia invierte el 3,7% de su PBI, Finlandia 3,5%, Corea del Sur 3,5%, Sui­za 2,9%, Austria 2,7%, Tai­wàn 2,7% y Singapur 2,6%.

Sobre este punto, ¿qué rol está cumpliendo la em­presa privada?

La empresa privada se­guirá teniendo muy poco mar­gen para innovación y des­arrollo si el Estado se mantiene desentendido de este tema. Por el contrario con un Estado presto a ejecutar, por ejemplo, deducciones tributarias por in­vestigación y desarrollo de la empresa privada, deberían es­tar más predispuestas a salir de su zona de confort mos­trándose más agresiva en sus políticas de creación de nue­vos productos y no resignar­nos a seguir siendo exporta­dores de materia prima sin valor agregado. La agroindus­tria, utilizando los microclimas que generosamente nos ha da­do la naturaleza, podría ser fuente de trabajo bien remu­nerado si nos olvidáramos par­ticularmente de seguir sem­brando arroz y azúcar ahí donde el agua cuesta.

¿Cuál es el camino a se­guir para generar ciencia en las nuevas generaciones del Perú?

 Lamentablemente, en educación secundaria pública los campos temáticos de Físi­ca son impartidos por biólo­gos y químicos en circunstan­cia que la formación de docentes especialistas de físi­ca es conjuntamente con ma­temática, por lo que la mayo­ría de docentes han pasado al área de matemática a partir del 2005 de acuerdo al Diseño Cu­rricular de entonces.

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