El Perú actualmente se encuentra en una crisis. La inseguridad se ha desbordado y la recesión, hace poco anunciada por el ministro de economía, sumado al fenómeno El Niño Global que está cerca de golpearnos, los estragos que viene generando la guerra en Europa y las tensiones crecientes en Medio Oriente, perfilan un escenario complicado para el próximo año, el cual solo podremos afrontar con un adecuado acuerdo nacional con instancias sectoriales donde las voces involucradas sean escuchadas, que permitan eficientes políticas públicas concertadas entre Ejecutivo y Legislativo.
Propongo convocar a expertos, líderes sectoriales y a la comunidad en general para crear políticas públicas eficaces y consensuadas. Se debe convocar a los actores clave.
Para el tema de la inseguridad: municipalidades, gobiernos regionales, empresarios, juntas vecinales, policía, INPE y el Ministerio Público. Para asuntos industriales: involucrar industrias, sindicatos y académicos.
Este enfoque pragmático nos permitirá encontrar soluciones validadas y eficaces.
Además, es crucial que mantengamos un juicio público constructivo, sin olvidar la responsabilidad del Estado en situaciones críticas, como los lamentables incidentes en los aeropuertos durante las protestas de inicios de año, que deben ser prioritariamente esclarecidos, para definir cuántos fallecidos fueron en este acto evidentemente terrorista, para buscar a los responsables de los demás. La estabilidad es fundamental.
Vale mencionar que sucede algo poco usual en la política peruana: Dina Boluarte, la actual presidenta del Perú, y Alejandro Soto Reyes, presidente del Congreso, comparten un elemento distintivo que va más allá de sus roles políticos: su idioma nativo quechua. Esta conexión lingüística puede ser el cimiento de una colaboración fructífera entre dos esferas cruciales del poder en nuestro país, donde es necesario coordinar el desarrollo en conjunto y democráticamente.
La confrontación constante entre estos poderes ha afectado nuestro progreso. Es hora de fortalecer el liderazgo de nuestras instituciones, especialmente el de nuestra presidenta constitucional. Juntos, podemos combatir la delincuencia, uno de nuestros mayores desafíos, con una estrategia unificada y coordinada.
Entre las medidas a tomar, propongo la idea, ya voceada, de construir un nuevo penal para 40 mil presos en la Isla del Frontón, que tiene 16 km2 de extensión. Estoy convencido de que esta es la solución que necesitamos.
Pues no sería solo una cárcel, sería un símbolo de nuestro compromiso contra la criminalidad, una demostración de que las fuerzas armadas y la policía trabajan juntas en todo el país para combatir el crimen, para lo cual debería conjugarse con el plan estratégico de la Marina de Guerra del Perú, quien mantendría la posesión de la isla.
Además, es necesario contar, en el mismo lugar, como otras veces, con una instancia del Poder Judicial y del Ministerio Público, junto con facilidades para que los abogados de los presidiarios hagan su trabajo.
La delincuencia nos tiene en jaque y necesitamos acciones urgentes. Propongo un cambio en el código penal en el contexto de la crisis de inseguridad: limitar las prisiones preventivas a 3 meses, pero hacer que sean más fáciles de imponer. Esto presionaría a la Fiscalía y al Poder Judicial para que actúen rápido, evitando que los criminales se escapen de la justicia, como permanentemente lo denuncia la policía.
Empresarios de distintos tamaños no están invirtiendo, debido a la inseguridad ciudadana y a la masificación de la extorsión a lo largo del país, situación que se agrava para los emprendedores informales peruanos, quienes se ven más expuestos a ser víctimas del crimen organizado; se debe considerar que el 80% de la economía peruana es informal, a pesar de lo cual es una fuente de empleo y de asegurar alimentación para la gran mayoría de familias peruanas.
Resulta urgente considerar que los sucesivos cambios en la presidencia en los últimos años (6 presidentes en 5 años) han demostrado ser más perjudiciales que beneficiosos para la estabilidad del país. Ahora, con una presidenta constitucional, es fundamental para la salud institucional y la estabilidad del Perú resguardar su liderazgo desde las instituciones y con el apoyo de la ciudadanía.
Necesitamos líderes y ciudadanos comprometidos que construyan consensos y encuentren soluciones prácticas. También, es vital tomarnos el tiempo necesario para hacer reformas constitucionales, especialmente en temas electorales, para evitar cambios políticos abruptos.
Propongo un cambio en la constitución: si el cargo de congresista es irrenunciable, la lealtad al partido también debe serlo; cada vez que alguien salga, debe ser reemplazado por el propio partido. Esto impediría debilitar a los partidos políticos y promovería la estabilidad.
Por ECO. José Linares Gallo