Es tiempo de reflexionar, en base a una institución a la que todos queremos pertenecer: la OCDE, y su experiencia en la generación de confianza para fortalecer la democracia, de la que podemos sacar algunas lecciones; hoy, más que nunca, lo necesitamos.
La Encuesta sobre Confianza de la OCDE, realizada por primera vez en 2021, investiga los vínculos entre la confianza en las instituciones públicas y la gobernanza democrática en 22 países de la OCDE. Los resultados de la Encuesta muestran que sí existe una correlación entre confianza en las instituciones y la democracia.
Con el doble objetivo de reforzar la gobernanza democrática y protegerla de las amenazas actuales y futuras, la Iniciativa aborda tres desafíos de gobernanza en las democracias avanzadas y maduras: i) la lucha contra la desinformación y la información falsa, ii) la mejora de la representación, la participación y la apertura en la vida pública y iii) Democracias más fuertes y abiertas en un mundo globalizado: asumir las responsabilidades globales de los gobiernos y crear resiliencia a la influencia extranjera. Además, la Iniciativa incorpora dos temas horizontales: los grandes retos del cambio climático y la democracia, y la digitalización y la democracia, estos abarcan los tres pilares.
El Marco Metodológico de encuesta de la OCDE identifica cinco determinantes de confianza en las instituciones de gobierno. Estos determinantes captan el grado en el cual las instituciones tienen capacidad de respuesta y son confiables para proporcionar políticas y servicios centrados en las personas, además de actuar conforme a los valores de apertura, integridad y equidad.
La OCDE dice que la confianza ofrece a las personas la certeza de que los otros, individuos o instituciones, actuarán como se espera, ya sea en una acción particular o en un conjunto de acciones.
En los países democráticos abiertos, donde hay un flujo libre de información y los ciudadanos pueden intercambiar ideas y opiniones libremente, la confianza de los ciudadanos en las instituciones gubernamentales importa y es necesario invertir en ella.
La confianza pública ayuda a los países a gobernar en el día a día y a responder a los principales retos de hoy y de mañana, que son: las crisis continuadas de salud y económica, el permanente aumento en las desigualdades, el envejecimiento de la población, los avances tecnológicos, el cambio climático, entre otros, particularmente, para nosotros, la calidad de la educación.
Principales hallazgos de la Encuesta sobre Confianza de la OCDE:
– A medida que los países luchan por emerger de la más grande crisis de salud, económica y social en décadas, los niveles de confianza se redujeron en 2021, pero permanecieron ligeramente más altos que en la época posterior a la crisis económica de 2008. Los datos demuestran que se requiere mucho tiempo para reconstruir la confianza cuando ésta se ha erosionado; se requirió casi una década para recuperar la confianza después de la crisis de 2008.
– Los ciudadanos están razonablemente confiados en que pueden creer que los gobiernos proporcionarán los servicios públicos (principalmente salud nacional y sistema educativo).
– Una mayoría en casi todos los países está satisfecha con los servicios administrativos y confían en que su gobierno usará sus datos personales de manera segura, y dispondrán de información abierta.
– La confianza varía a través de las instituciones.
– Sin embargo, los gobiernos podrían mejorar en cumplir las expectativas de participación, representación y capacidad de respuesta de las personas.
– Las percepciones públicas sobre la integridad del gobierno representan un problema.
– Las brechas generacionales, educativas, de ingresos, de género y regionales evidencian que es posible lograr progresos en alcanzar participación y representación para todos.
– Fortalecer la confianza en la capacidad del gobierno para resolver los desafíos globales es una prioridad.
Estos resultados sirvieron como una llamada a la acción para los gobiernos de la OCDE. Los gobiernos deben seguir mejorando su confiabilidad y preparación para futuras crisis, a través de diseñar políticas y servicios públicos con y para las personas, además de mejorar la transparencia y las comunicaciones con los ciudadanos acerca de las promesas y los resultados.
Para cumplir las expectativas, en constante evolución, de sus ciudadanos, los gobiernos de la OCDE necesitan conectarse e involucrarse mejor con estos en el diseño, implementación y reforma de las políticas, salvaguardar y mejorar la capacidad de las personas para ejercer su voz política de manera efectiva; garantizar la integridad de los funcionarios elegidos y aquellos de alto nivel; medir y mejorar continuamente la provisión de servicios públicos; además de garantizar la inclusión de los grupos vulnerables y marginados.