José Linares

Por Eco. José Linares Gallo

Ante las medidas de restricción social (actuales y venideras) el Ministro de Educación ha declarado a los medios de prensa que independientemente que se brinde una educación presencial o una educación a distancia, de lo que se trata (en cualquiera de los casos) es que los niños tengan acceso a una educación de calidad. Y es que en efecto ya la humanidad ha acumulado suficiente stock tecnológico y experticia que ya mucho antes de la crisis habíamos quienes creíamos que tarde a temprano la educación se iría digitalizando, tal como se evidencia en las grandes plataformas ON LINE donde concurren con libertad y fluidez universidades de todo el mundo ofreciendo a precios módicos, cursos de pre grado y de especialización como Harvard, MIT, Yale, Stanford y de todos los países. Paralelamente pocos han caído en cuenta que por diversas razones ya hay millones de generaciones de escolares en Francia, Inglaterra y USA que estudian desde sus casas. Es decir, tal como la versión peruana de APRENDO EN CASA y sin que haya una crisis sanitaria de por medio muchos hogares ya han venido haciendo esto con diversos grados de éxito. Una mirada a esta experiencia podría de hecho servir para futuras POLÍTICAS PÚBLICAS EDUCATIVAS del Perú y otros países que decidan expandir total o parcialmente la educación a distancia Cuando las cosas están bien hechas el escenario presencial o virtual debería ser de calidad. Y en los momentos actuales la educación a distancia es básicamente digital. De hecho, sin que lo advirtamos en todas las naciones por igual cohabitan niños y jóvenes con una profunda cultura o propensión digital (aquellos que nacidos después de la incorporación del internet y la masificación de la computadora personal son conocidos como NATIVOS DIGITALES) y aquellos otros que somos considerados como INMIGRANTES DIGITALES. Con la subordinación del mundo analógico al MUNDO DIGITAL se vienen desvaneciendo por igual las subordinaciones generacionales ya que por primera vez en la historia los jóvenes tienen mayores motivaciones y capacidades tecnológicas que los adultos. En la APEC 2016 en Lima, por ejemplo, pudimos apreciar cómo Mark Zuckerberg (quien a los 20 años inventó FACEBOOK) opacó por completo a los presidentes de EEUU China y Rusia. Aprender en casa por lo demás podría estar generando un beneficioso trasvase cultural digital desde los niños y jóvenes hacia los adultos (incluidos los adultos mayores). De hecho, UK desde hace unos cinco años emprendió una agresiva política de SALVATAJE DIGITAL para adultos en cuyos grupos etarios había quienes nunca habían usado un medio digital autoexcluyéndose socialmente. Hoy tenemos que sacar de esa forzada autoexclusión a nuestros docentes, ya que según estadísticas del propio MINEDU solo el 10 % del plantel docente público tiene las capacidades digitales necesarias para conducir a sus alumnos en aulas virtuales. Allí hay un desfase que por supuesto no es insuperable. Un plan agresivo de reconversión podría incluso mostrar significativos resultados para el bicentenario si la convocatoria de gobierno es inclusiva (por usar un término político de moda).

Por ahora todos nuestros nativos digitales en casa (y por redes sociales, tíos, primos y amigos) han comenzado ya a oficiar como FACILITADORES TECNOLÓGICOS de esta nueva educación digital, brindando una propicia atmósfera educativa (clima educacional) que sin planificarlo ha entrado en nuestra cotidianeidad sintonizando mejor con las actitudes y aptitudes de las nuevas generaciones.

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